Hay que reconocer que es muy gratificante ver crecer a tus plantas, y saber que dentro de poco, vas a degustar unas ricas ensaladas y frutas.
Os muestro los avances en nuestro pequeño huerto. Como veréis ya hemos recogido las cerezas. Los tordos se han puesto morados. La red que pusimos fue lanzada por los aires, la tiró un viento huracanado, y de un día para otro nos dejaron sin ninguna cereza. Menos mal que Lucía y yo recogimos algunas que están madurando dentro de casa.
Aquí veis en conjunto nuestro chiquihuerto.
Las lechugas, los calabacines y las berengenas van viento en popa. ¿Habéis visto la flor del calabacín? Por lo visto a la plancha es un manjar exquisito. Su sabor es parecido al de los espárragos trigueros, pero mejor. Claro, siempre y cuando te gusten los espárragos trigueros, jeje.
Nunca antes había visto la planta de la patata. Este año hemos plantado porque a mi hija de 10 años, Lucía, le hacía ilusión plantar patatas. Ese color granate de la tierra se debe a la caída de la flor del talismán. Un arbusto que echa una flor tipo pompón roja muy bonita.
No sé yo si comeremos sandías este año... De las 4 ó 5 plantas de sandía que hemos plantado ésta es la única que tiene buena pinta. Ya os iré contando.
Una señora entendida en plagas que atacan a los árboles frutales, me comentó que ella planta girasoles para que los tordos no se coman las cerezas y las fresas que tienen en su jardín. Yo he llegado tarde, pero Lucía puso en agua un puñado de pipas crudas durante 2 días, y luego las plantó en tierra y ¡ya tenemos unas pequeñas plantitas de girasol!.
¡HASTA LA PRÓXIMA!